"Martín Lobo, conocido por todos como "El Vividor", era valenciano de nacimiento y multimillonario de espíritu, pues nunca necesitó un centavo para ser feliz.
Creció rápido, todo lo rápido que pudo, para salir a recorrer mundo. Trabajó como comediante, profeta callejero, trapecista, pinche de chef libanés e incluso psicólogo de pega, aprendiendo un poco de todo y un mucho de nada.
Conoció al amor de su vida en dieciséis ocasiones; se bañó desnudo en alta mar; comió cangrejo vivo; vio amanecer; habló largo y tendido con desconocidos y, en general supo sacarle a la vida ese jugo tan preciado que solo unos pocos alcanzan a saborear".